Espero que disfruten mi relato.
SU ÚLTIMA NOCHE
Estoy acostumbrada a que todos los hombres caigan ante mí, como si
fuesen fichas de dominó. Tan solo con unas cuantas palabras y un par de guiños
los tengo comiendo de mis manos. Pero todo se derrumbó cuando El Turco llegó a
mi vida, ahora he pasado a ser de cazadora a presa indefensa.
Para que comprendas mi historia, comenzare presentándome. Soy Elena, una
reconocida modelo de lencería. Mi madre es colombiana, mi padre español pero yo
soy norteamericana.
Me encuentro en el Fashion Week NY, en la colección primavera-verano
2011. El desfile fue extraordinario
todos los modelitos me quedaron maravillosos; el maquillaje resalta
sutilmente mis ojos color miel que junto con las pestañas postizas son mi mejor
arma esta noche.
Cuando el desfile terminó a los pocos minutos ya contaba con varias
invitaciones para la fiesta de clausura de esta genial semana, todas fueron
contestadas negativamente. Adoro llegar a las fiestas inesperadamente y que los
fotógrafos se peleen por una foto exclusiva mía.
En la puerta principal apareció mi buen amigo Vick, un gay alto, moreno
y de una sonrisa blanca y brillante.
Me tomo de la mano haciéndome girar para que luzca mi vestido negro a la
vez que decía:
¾Nena estas impresionante, ¡Cómo siempre! Comenzó a contarme los
pormenores de los invitados que ya estaban en la fiesta.
Cuando entramos en el gran salón, pedí un Bloddy Mary y Vick pidió un Cosmopolitan.
Desde la esquina sentí una mirada intensa, que me quemaba a cada paso,
pero al existir tanta gente no alcanzaba a distinguir a ese tipo de gabardina
gris; pero mientras llegábamos a nuestra mesa, aquel sujeto de la esquina me
recordó a alguien que conocí en España. No creo que sea posible encontrarle después de casi diez años.
Vick se moría de ganas de bailar, pero yo preferí terminar mi coctel y
divisar toda la gente para ver si alguien estaba fijándose en mí.
De repente ese hermoso extraño, se acercó y conversó conmigo:
¾¿Tú eres…
Elena?
¾ Sí y ¿tu quién
eres? ¾ Me llaman “El
Turco” y quiero conocerte mejor, ¿Todavía tu flor favorita es la margarita?
<< Ese detalle solo le había comentado a un joven que conocí en Pamplona,
hace ya mucho tiempo >>, pensé en mi fuero interno.
¾ Pues, aun
son mis preferidas ¾ sonreí algo desconcertada.
Luego, bailamos, bebimos, reímos, y fuimos a parar en mi departamento
como a las dos de la madrugada.
Entretanto, que él cantaba en turco quedito en mi oído, yo estaba
absolutamente perdida en su perfume que combinaba la madera, almendras y
ligeras notas de almizcle, que ya había hecho que mi habitación se tornara más calurosa.
Dejándome tan solo llevar por el momento y sus fuertes manos.
Descubrí que “El Turco” tenía muchas cicatrices en su espalda y algunas
también en el alma, que tenía un tatuaje con la siguiente frase: Benim son
arzum en el hombro derecho.
Además que ahí supe que era ese mismo chico que conocí hace mucho tiempo
en un viaje a España, él dijo:
¾ Si pudiese escoger pasar esta noche con alguien más, volveria a elegirte a ti y solo a ti, aunque se me fuese la vida en ello.
¾ Si pudiese escoger pasar esta noche con alguien más, volveria a elegirte a ti y solo a ti, aunque se me fuese la vida en ello.
Pasaron dos días, cuando me disponía a ver la T.V. para enterarme de los
comentarios de este Fashion Week, en ese instante el programa de farándula
fue interumpido por una noticia de última hora:
Se ha comprobado que “El Turco", asesino a sueldo jefe supremo de la zona norte, fue encontrado muerto en el Bronx en una bodega abandonada, según el reporte del equipo de criminaslística de Manhattan el sujeto llevaría dos días de muerto a causa de varios disparos en el torso y en la frente….
No lograba asimilar que él pasó la ultima noche de su vida junto a mí.
Pocas horas después llegó una carta a mi domicilio que decía:
Mi amada Elena:
A estas alturas del día ya debes saber a lo que me dedico.
Decidí pasar mi última noche de vida junto a ti porque estaba
sentenciado a muerte por un enemigo mio. Él me dejó gozar de ti para complacer
mi última voluntad. Solo necesitaba tenerte entre mis brazos y permitir que cuentes cada una de las
cicatrices que llevo en la espalda y confesarte:
Que en verdad adoro el color rosa de tus mejillas resultado del calor
del momento, que el mejor perfume que te va es el que emanas cuando empiezas a
amar y finalmente que tu piel brilla más a la luz de la luna que bajo la luz de
un reflector en un desfile de modas.
El Turco
A partir de entonces, cada veintiséis de febrero recibo un ramito de margaritas
en una caja de madera labrada en la parte frontal con una frase ya conocida del
tatuaje de aquel que sería siempre el amor de vida.
“ Benim son arzum”1
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1Benim son arzum: Mi último deseo.