Los colores del universo
Uno de los momentos de mayor importancia en la vida de una mujer en esta comunidad es; la iniciación como wicca y resulta más complicado cuando se espera
mucho de la joven como en el caso de Melinda, que pertenece al clan de las
wiccas de las tierras altas las cuales son famosas por sus dotes específicos en
el discernimiento de espíritus, mandato de elementos naturales y desdoblamiento
independiente. Este rito se llevaba a cabo en la noche de todos los santos
cuando se abría el umbral para el libre acceso de los espíritus al mundo de los
vivos.
–¡Melinda!
Deja de soñar despierta y ve a buscar
las plantas que te encomendé.
౼Si, madre ya voy solo estaba
mirando el cenit.
–Bueno
señorita, pero no olvides que hoy es tu iniciación y no se te puede cruzar ni de
lejos la idea de escaparte a esa cerro tan alejado.
౼¡Está bien!, pero procura que
esta vez no sea tan larga la ceremonia, pues detesto percibir lo que las brujas
ancianas sienten por mí.
–Cariño,
ellas saben que tu serás la próxima líder del aquelarre por eso quieren que
seas la mejor en todo.
–Pues
quisiera que solo dejen de pensar que soy perfecta, tan solo tengo trece años.
Lo que Yale, la madre, de Melinda
ignoraba es que la muchacha tenía un amor escondido, un druida del clan de los servidores
del dios del sueño y de la muerte, que curiosamente era dos años mayor que la
niña pero más pequeño en estatura quien contaba con un talento muy particular,
provocar diferentes intenciones en la mente de los seres humanos.
Ya estaba listo el altar con las
flores blancas para la pureza de la joven, infusiones de plantas endémicas para
restaurar la libertad de la sangre en el cuerpo, rocas esféricas que rodeaban a
la Matriarca y las novatas, finalmente las cuatro antorchas que iluminaban los
cuatro puntos cardinales.
Pero Melinda brillaba por su
ausencia, pues para ella solo era un ritual más, que tan solo servía para controlar a la gente bajo un régimen absoluto
de trucos y mentiras.
–Muchachita,
ya es hora, falta pocos tiempo para que la luna nos alumbre directamente y tú
no estás ni bendecida por la diosa de la tierra, ni vestida con la túnica negra.
–Madre,
todo va salir bien como siempre, además si es la voluntad de la “diosa” ella no
le va importar mi atuendo sino mi corazón y mi talento.
Yale, sonrió disimuladamente ante
la respuesta de su hija y sintió un escalofrió en la espalda cuando levanto su
mano para pedir permiso a los cuatros vientos para comenzar con la ceremonia.
Todo se desenvolvía con normalidad
pero desde el árbol del Saheim que estaba
detrás del altar alguien observa atentamente cada paso de la iniciación de
Melinda, era Draco su joven enamorado que no podía evitar sentirse emocionado
de que su chica ya estaba próxima a cumplir con su legado por esta razón él no sintió
que muy cerca de allí había un gato salvaje que avanzo sigilosamente hasta que con
un solo golpe logro derrumbar al chico dejándolo inconsciente y provocándole una muerte prematura.
Yale, dijo:
Desde ahora ya no serás conocida
como Melinda, sino te llamaras Iris la portadora de los colores del universo,
capaz de entender e interpretar los que dicen los animales, plantas y
principalmente los espíritus blancos.
Arranco la celebración en honor
de la iniciada, que se sentía deslumbrada por la música y la comida que era
abundante. Todo el mundo bailaba, felicitaba a Iris pero ella sentía que
alguien faltaba ahí.
Llego la hora en que los espíritus
visitaban a los vivos justo en el momento de la oscuridad más densa de la noche,
cuando la niña se sentó al lado del río para tener una visión panorámica de lo
que ocurría, sintió de repente que alguien rosaba su corona de flores blancas
que llevaba en la cabeza volvió la mirada se levantó de un salto para abrazar a
Draco quien solo le dijo:
–Iris,
portadora del espectro de los colores del universo tú siempre serás mi amor
primero, mi eterno consuelo y la única persona que jamás indague en su mente.
La beso suavemente en la frente y
desapareció al instante.
La chica cerro los ojos y
susurro; ahora ya creo en todo esto de la magia y esperare por ti cada treinta
y uno de octubre hasta que el dueño del universo me permita abrazarte de nuevo.
¡Hola Brie! Tu relato es muy triste, el final me dejo con ganas de más lo confieso, pero creo que supiste manejar la trama con mucho sentimiento. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarHola Maria O.D., creo que eventualmente este relato serà parte de un proyecto mas grande.
ResponderEliminarGracias por tu comentario :)
Brie: Me parece un relato muy conmovedor y bastante trágico. Mi deseo porque las chicas de la edad de Melinda, no tengan que sufrir así por su primer amor.
ResponderEliminarCariños: Doña Ku
Me ha encantado tu relato, original y muy bien redactado. A partir de ahora tienes una seguidora más. Slaudos
ResponderEliminarBuen relato, tan solo decirte que para mi gusto falta algo de énfasis en los párrafos finales, a riesgo de que tu deseo sea plasmar a una Melinda fría y racional.
ResponderEliminarBesos.
Aww lo malo de el límite de dos cuartillas es precisamente este, se me hizo muy súbito el final, asi como la muerte del druida :(
ResponderEliminarFuera de eso, me gustó tu relato, que trágico con aquellos amores que terminan antes de poder comenzar, es triste.
Una cosa mía, me hubiera gustado más detalle o contenido en la muerte del druida (si, me traume y me lo imagine a colores y cais 3D jajajaja)
Gracias por compartirnos tu relato :)
¡Un abrazo!